DANNY JAVIER SANCHEZ

TEME A TU VECINO COMO A TI MISMO

Escultura
Tubería plástica, vidrio
200 x 180 x 50 cm
2022

Teme a tu vecino como a ti mismo reflexiona sobre el miedo como herramienta de control social y su relación con los elementos del biopoder y la biopolítica contenidos en los discursos de los regímenes políticos contemporáneos de Venezuela y Colombia dirigidos a generar división social entre ambos países. A partir de las vallas de contención instaladas en el puente internacional Simón Bolívar para controlar el flujo de personas, se plantea una pieza escultórica que al apropiarse la función utilitaria de este objeto, sintetiza el mensaje de separación y división de los discursos a ambos lados de la frontera.

Este proyecto reflexiona y visibiliza desde la plástica el contexto sociopolítico alrededor de los temas fronterizos y de migración que vive la región, tomando como punto de partida el miedo, emoción primaria que busca asegurar la supervivencia tanto del individuo como del colectivo, y por tanto, muy fácil de explotarse para el beneficio de otros, especialmente para coaccionar la conducta humana y dirigirla hacia la obediencia y la sumisión.

Históricamente, los distintos regímenes han controlado territorios a través del poder económico y militar; pero como afirma Foucalt, la biopolítica es una forma de ejercer el poder no sobre los territorios, sino sobre la vida de los individuos y las poblaciones. Posteriormente Slavoj Zizek añade que “la biopolítica es en última instancia una política del miedo que se centra en defenderse del acoso o de la victimización potenciales”. Así, el miedo se ha empleado como elemento de poder para controlar al individuo bajo la premisa de que el sistema de gobierno es capaz de ofrecer protección y seguridad frente a amenazas internas y externas. Así, el régimen se convierte en el amuleto capaz de proteger contra los males y por lo tanto, debe ser obedecido, muchas veces por la fuerza y a pesar de las libertades individuales. Por tanto, el uso del término “protección” pasa a convertirse en un eufemismo que realmente esconde la intención de generar miedo y de este, obtener control social.

El miedo hacia el otro ha sido utilizado por los regímenes políticos contemporáneos venezolano y colombiano en sus discursos, culpando a unos de los problemas del otro, sea para generar recelo hacia un candidato en una elección o para justificar las acciones y medidas dentro de su propio país en aras de mantener el sistema ideológico que sustenta sus gobiernos. Esas frases, dichas una y otra vez, se convierten en elementos de separación social, que realmente buscan beneficiar a los líderes bajo la falsa premisa de la protección de sus conciudadanos.